En un verano abrasador en el Hotel Colon Plaza, cuando el calor se adhería incluso a la ropa interior, la trama se desata en medio de la medianoche en punto donde los huéspedes duermen. El recepcionista cierra la entrada, la calle está desierta y un silencio ominoso envuelve todo. Durante la noche, solo dos empleados permanecen en el turno nocturno: el recepcionista y el cuartelero.

Terror Nocturno en el Hotel Colon Plaza: Un Grito en la Oscuridad

Después de cumplir con sus tareas de limpieza y atender los pedidos de los huéspedes, el cuartelero baja a la recepción. Allí, en la parte trasera, se encuentra un almacén con suministros de aseo, refrescos y comestibles, donde decide descansar. Mientras tanto, el recepcionista permanece en guardia, observando las cámaras ocasionalmente para detectar actividad.

La advertencia de sus compañeros resuena en su mente: apagar las cámaras a partir de la medianoche, para evitar encuentros paranormales. Si te quedas mirando las cosas en la recepción durante esa hora, comienzan a moverse y te aterran.

La inquietud comienza con el sonido de alguien barriendo claramente en el segundo piso, resonando en el silencio. A pesar de verificar las cámaras, no hay nadie a la vista. El cuartelero está durmiendo en el almacén, y la única forma de acceder al segundo piso es a través de las escaleras de recepción.

Luego, el sonido de llenar un balde de agua se escucha claramente, proveniente del baño en el segundo piso. Curiosamente, ese baño es parte de una habitación desmantelada, y el cuartelero obtiene agua de allí para sus labores.

A partir de ese momento, comienza un espectáculo sobrenatural: alguien barriendo, llenando agua y moviendo las bolsas de basura en el segundo piso. La famosa niña se manifiesta en ese nivel, jugando con las sillas en la sala de espera. Incluso ha asustado a un trabajador en el baño, su presencia blanca reflejada en el espejo.

Otro personaje inquietante, un hombre alto con una túnica negra, recorre los pasillos desde el quinto piso, desplazándose misteriosamente por varios pisos. Al verlo en las cámaras, se puede percibir su prisa y urgencia. Si lo observas demasiado, las cosas a tu alrededor comienzan a moverse y las bolsas hacen ruido. Es la razón de la advertencia de apagar los monitores de las cámaras.

Las habitaciones más ominosas son las del segundo piso: 201, 202 y 203. La 201 y 202 están interconectadas por un armario clausurado y cuentan con enormes espejos antiguos. Sin embargo, la 202 es especialmente perturbadora, pareciendo afectar a quienes se hospedan en ella, dejándolos desequilibrados o incluso perturbados después de una estancia prolongada.

Huéspedes del Hotel Colón Plaza | La Niña
Huéspedes del Hotel Colon Plaza | La Niña

La habitación 203 es testigo de una tragedia pasada: la muerte de una niña en circunstancias misteriosas. Algunos creen que fue un accidente con las cortinas, mientras que otros sugieren que fue durante un incendio que asoló el hotel en años pasados. Su espíritu parece haber quedado atrapado en ese lugar.

Incluso en pleno día, desde fuera se perciben movimientos de cortinas y la siniestra aparición de la cabeza de una niña en la ventana de la habitación 203 hacia la calle, una visión que hiela la sangre.

La Cordura del Recepcionista ante los Huéspedes del Hotel Colon Plaza

En esa espeluznante noche, el recepcionista, agotado por el miedo y las visiones aterradoras, sentía que su cordura pendía de un hilo. La actividad paranormal había alcanzado un punto donde ya no podía soportarlo. Su mente se tambaleaba en la fina línea entre la realidad y la pesadilla.

Mientras observaba las cámaras con temor y desesperación, las figuras siniestras parecían danzar en su campo de visión. Las bolsas crujían, las sillas se movían y los espejos reflejaban imágenes perturbadoras. Ya no sabía si eran reales o producto de su agotada mente.

La Cordura del Recepcionista ante los Huéspedes del Hotel Colón Plaza
La Cordura del Recepcionista ante los Huéspedes del Hotel Colon Plaza | Ica Perú

En un momento de desesperación, mientras sentía que la cordura lo abandonaba, el recepcionista tuvo un pensamiento aterrador: “¿Y si me arranco los ojos? Tal vez así dejaré de ver estas horripilantes visiones y recuperaré la cordura”. Era una idea desesperada, impulsada por el miedo y la desesperación.

Justo en ese momento, cuando estaba a punto de llevar a cabo su terrible plan, el cuartelero, sintiendo la necesidad de verificar el estado de su colega, abrió la puerta de la recepción, encontró al recepcionista al borde de la locura.

Sin dudarlo, el cuartelero corrió hacia él y lo agarró por los hombros, sacudiéndolo suavemente para devolverlo a la realidad. “¡Tranquilo! ¡Estás a salvo ahora!”, exclamó con voz firme, intentando calmarlo.

El recepcionista, aún temblando y en un estado de pánico, lentamente recuperó la compostura. El cuartelero lo llevó a un rincón tranquilo del almacén y le habló, compartiendo sus experiencias y la importancia de mantener la calma en medio del terror.

Juntos, apagaron las cámaras y decidieron que debían enfrentar su miedo unidos. Unidos, pudieron superar la noche y, aunque las presencias inquietantes continuaron su danza en las sombras, el apoyo mutuo les brindó la fortaleza para enfrentarlas y resistir.

Así, la noche llegó a su fin y, aunque marcada por el terror, dejó una lección de valentía y amistad. A partir de ese momento, el cuartelero y el recepcionista enfrentaron cada noche con determinación, sabiendo que no estaban solos en la oscuridad.

Así, en el misterioso Hotel Colon Plaza de Ica, la oscuridad de la noche desata un terror inquietante y un suspenso palpable, dejando a todos los que lo experimentan con el corazón en un constante sobresalto.

Por El Recepcionista Iqueño Mojamuto.